En el corazón de Polanco, al borde del Parque Lineal Ferrocarril de Cuernavaca, surge Constela: un cafetería de especialidad que trasciende lo cotidiano para convertirse en un espacio de encuentro donde el diseño, la arquitectura y el café dialogan en perfecta armonía.
Ubicado en la planta baja de una torre emblemática, el proyecto se abre con discreción hacia ciclistas y peatones, invitándolos a descubrir su interior. Con una superficie contenida, el espacio se organiza en torno a dos elementos: una barra escultórica y un área de mesas que guían el lujo natural de los usuarios.
La barra principal, revestida en terrazo cálido con detalles en acero inoxidable, funciona como eje central y extiende visualmente el espacio. Este contraste material rinde homenaje tanto a la tradición como al contexto urbano, evocando la cercanía con las vías férreas.
El diseño interior privilegia la textura, la autenticidad y el sentido de comunidad. Materiales como el recinto y la madera aportan calidez, mientras que la escalera en forma de gradas conecta visualmente el mezzanine con la planta baja, aportando profundidad y dinamismo espacial. En la planta alta, una segunda barra alberga actividades enfocadas en la exploración sensorial del café. El mobiliario, de líneas simples y disposición flexible, acompaña con discreción la experiencia, reforzando el carácter íntimo y versátil del lugar.